Historia
del Hormigón
La
invención del hormigón armado se suele atribuir al constructor William
Wilkinson, quien solicitó en 1854 la patente de un sistema que incluía
armaduras de hierro para «la mejora de la construcción de viviendas, almacenes
y otros edificios resistentes al fuego». En el 1855 Joseph-Louis Lambot publicó
el libro «Les bétons agglomerés appliqués á l'art de construire» (Aplicaciones
del hormigón al arte de construir), en donde patentó su sistema de
construcción, expuesto en la exposición mundial en París, el año 1854, el cual
consistía en una lancha de remos fabricada de hormigón armado con alambres.
François Coignet en 1861 ideó la aplicación en estructuras como techos,
paredes, bóvedas y tubos.
A
su vez el francés Joseph Monier patentó varios métodos en la década de 1860.
Muchas de estas patentes fueron obtenidas por G.A. Wayss en 1866 de las
empresas Freytag und Heidschuch y Martenstein, fundando una empresa de hormigón
armado, en donde se realizaban pruebas para ver el comportamiento resistente
del hormigón, asistiendo el arquitecto prusiano Matthias Koenen en estas
pruebas, efectuando cálculos que fueron publicados en un folleto llamado «El
sistema Monier, armazones de hierro cubiertos en cemento». Que fue
complementado en 1894 por Edmond Coignet y De Tédesco, método publicado en
Francia agregando el comportamiento de elasticidad del hormigón como factor en
los ensayos, estos cálculos fueron confirmados por otros ensayos realizados por
Eberhard G. Neumann en 1890. Bauschinger y Bach comprobaron las propiedades del
elemento frente al fuego y su resistencia logrando ocasionar un gran auge, por
la seguridad del producto en Alemania. Fue François Hennebique quien ideó un
sistema convincente de hormigón armado, patentado en 1892, que utilizó en la
construcción de una fábrica de hilados en Tourcoing, Lille, en 1895.
En
España, el hormigón armado penetra en Cataluña de la mano del ingeniero
Francesc Macià con la patente del francés Joseph Monier. Pero la expansión de
la nueva técnica se producirá por el empuje comercial de François Hennebique
por medio de su concesionario en San Sebastián Miguel Salaverría y del
ingeniero José Eugenio Ribera, entonces destinado en Asturias, que en 1898
construirá los forjados de la cárcel de Oviedo, el tablero del puente de Ciaño
y el depósito de aguas de Llanes.
El
primer edificio de entidad construido con hormigón armado es la fábrica de
harinas La Ceres en Bilbao, de 1899-1900 (aún hoy en pie y rehabilitada como
viviendas) y el primer puente importante, con arcos de 35 metros de luz, el
levantado sobre el Nervión-Ibaizabal en La Peña, para el paso del tranvía de
Arratia entre Bilbao y Arrigorriaga (desaparecido en las riadas del año 1983).
Ninguna de las dos obras fue dirigida por Ribera, quien pronto se independizó
de la tutela del empresario francés, sino por los jóvenes ingenieros Ramón
Grotta y Gabriel Rebollo de la oficina madrileña de François Hennebique.
Diseño
de estructuras de hormigón armado
Hennebique
y sus contemporáneos, basaban el diseño de sus patentes en resultados
experimentales, mediante pruebas de carga; los primeros aportes teóricos los
realizan prestigiosos investigadores alemanes, tales como Wilhem Ritter, quien
desarrolla en 1899 la teoría del «Reticulado de Ritter-Mörsch». Los estudios
teóricos fundamentales se gestarán en el siglo XX.
Existen
varias características responsables del éxito del hormigón armado:
² El
coeficiente de dilatación del hormigón es similar al del acero, siendo
despreciables las tensiones internas por cambios de temperatura.
²
Cuando el hormigón fragua se contrae y
presiona fuertemente las barras de acero, creando además fuerte adherencia
química. Las barras, o fibras, suelen tener resaltes en su superficie, llamadas
corrugas o trefilado, que favorecen la adherencia física con el hormigón.
² Por
último, el pH alcalino del cemento produce la pasivación del acero, fenómeno que
ayuda a protegerlo de la corrosión.
El hormigón que rodea
a las barras de acero genera un fenómeno de confinamiento que impide su pandeo,
optimizando su empleo estructural